Independencia y autonomía de nuestros mayores
Para las personas mayores, afrontar los cambios que se producen en su vida cotidiana a causa de la vejez no siempre es fácil y en muchas ocasiones conlleva a alterar su estado de animo y autoestima. Es por ello que necesitan apoyo y atención en esta fase para mantener su independencia y autonomía, la calidad de vida y prevenir el envejecimiento prematuro.
¿Estamos acostumbrados a reflexionar sobre cómo el envejecimiento afectará a nuestra vida?
Es inevitable que todos lleguemos a este momento del proceso natural de la vida, pero hay muchas técnicas y factores a tener en cuenta para este periodo donde los cambios empiezan a mermar y afectar en mayor o menor grado a la independencia y la autonomía de las personas.
La independencia y la autonomía, aunque en ocasiones se asocien a lo mismo, hacen alusión a cosas distintas.
Dependencia se refiere a la persona que depende de algo o alguien. Se relaciona con algún estado de salud que se ha deteriorado y se traduce en dificultades o imposibilidad para realizar ciertas tareas cotidianas.
La autonomía, por su parte, tiene que ver con la voluntad, en el sentido de tener determinación e independencia para tomar decisiones y gobernar su propia vida.
El ámbito motivacional de la persona, la compañía con la que cuente y la reeducación son factores esenciales para reducir el impacto físico y emocional que implica hacerse mayor.
Tanto en la juventud como en la vejez, está comprobado que la actitud que se adquiere ante cualquier cambio es clave para desenvolvernos ante dicha situación.
En muchos casos, personas que están capacitadas totalmente para llevar una vida autónoma, se enfrentan a una situación de envejecimiento prematuro debido a pequeños problemas de movilidad, soledad o la falta de autoestima, lo que les conduce directamente hacia la dependencia.
¿Cómo evitar el envejecimiento prematuro?
Un pilar fundamental en el cuidado y la atención a los mayores es trabajar junto a ellos para que mantengan el máximo nivel de autonomía e independencia posible.
Es muy importante, para contribuir a la motivación de los mayores, ayudarles a mantener su sentimiento de independencia, que se sientan activos y vitales frente a las limitaciones físicas y psíquicas que puedan ir llegando a causa del paso del tiempo. Para ello, realizar las tareas de la vida diaria, estimularlos para que realicen ejercicio físico o motivarles a cuidar su dieta son aspectos que se deben tratar en este sentido.
Además de los cuidados básicos de la salud, es importante cultivar la perspectiva emocional con la compañía de amigos, familiares y seres queridos. Sentirnos acompañados ayudará a mantenernos positivos, animados y con las emociones despiertas.
¿Cómo detectar el nivel de independencia de una persona?
Como anteriormente comentábamos, el grado de independencia está, entre otras cosas, vinculado a las actividades de la vida diaria y la capacidad de desenvolverse en su aplicación.
Las actividades de la vida diaria comprenden todas aquellas actividades de la vida cotidiana que tienen un valor y significado concreto para una persona y, además, un propósito, vivir de un modo integrado en su entorno y cumplir un rol en la sociedad.
Para evaluar el nivel de independencia de una persona mayor, podemos medirlo a partir de la siguiente clasificación de actividades:
- Actividades básicas de la vida diaria: Vinculadas a las actividades de primera necesidad, por ejemplo, el aseo diario, alimentación, movilidad funcional, capacidad para vestirse de forma autónoma…etc.
- Actividades instrumentales de la vida diaria: Aquellas actividades orientadas hacia la interacción con el medio, que se podrían delegar en otros y varía en función del entorno cultural. La realización de tareas del hogar, propósito de ir a hacer la compra, ocuparse de temas financieros o el manejo de sistemas de comunicación, entre otros, son algunos ejemplos.
- Actividades avanzadas de vida diaria: Estas actividades están relacionadas con el estilo de vida que haya mantenido la persona y no son indispensables para ser independientes, pero permiten al individuo tener un rol activo en la comunidad. Son por ejemplo: participación en grupo, ocio activo, educación, trabajo, deporte y actividades físicas, tiempo libre…
A continuación, os detallemos consejos saludables para introducir en la vida cotidiana y prevenir el envejecimiento prematuro:
- Alimentación: es importante mantener una dieta saludable, es decir, variada y equilibrada, rica en frutas y verduras, moderando alimentos grasos y los azúcares.
- Ejercicio físico: Son múltiples los beneficios que aporta el ejercicio físico, diario y moderado, como por ejemplo realizar largos paseos, siempre respetando y controlando lo que nuestras capacidades nos permitan.
- Cuida tu cuerpo y mente: Es importante estar al día en chequeos médicos que nos ayudarán a controlar la salud y detectar o prevenir posibles irregularidades. Igualmente es importante mantenernos activos mentalmente, así como ser optimistas, aprender a controlar situaciones de estrés y tener una buena actitud ante la vida.
- Adaptar la casa: la adaptación del entorno en el que convivimos llegada cierta edad nos dará seguridad y hará nuestro día a día más cómodo para disfrutar y mejorar la calidad de vida.
- Aprendizaje continuo: Cultiva tu mente, manteniéndola ocupada con hobbies, leer, participar en debates, aprendiendo sobre las nuevas tecnologías…
- Relaciones sociales: Salir de casa, conocer gente, hacer excursiones y relacionarse es importante para mantenernos animados, activos y tener aspiraciones e inquietudes.
- Aceptar y disfrutar esta etapa: Intenta sacarle el máximo partido a este nuevo rol de la vejez y disfruta de la familia, nietos y seres queridos. Aporta a los demás todo lo que puedas sobre la experiencia y la sabiduría adquirida con la que cuentas. También es importante descansar y aprovechar el tiempo libre para hacer todo aquello que siempre quisiste.
¿Cómo afrontar los cambios de la condición física y cognitiva llegados a la tercera edad?
La opción mas acertada es afrontarlo de manera natural, aceptándolo como cualquier etapa a la que nos enfrentamos por primera vez a lo largo de la vida, dejándonos ayudar, aprendiendo y disfrutándola todo lo que sea posible.
Las enfermedades crónicas que se generan en más del 80% de las personas a la tercera edad, conlleva a la necesidad de compañía familiar permanente o la atención de cuidadores o cuidadoras. El proceso debe ser progresivo y siempre respetando la independencia del individuo en la medida de lo posible y prestando el apoyo que se requiera en cada caso, según el grado de dependencia ya que no es el mismo en todos los casos.
Dado que este cambio no siempre es aceptado y puede ocasionar cierto rechazo de los mayores, el cariño, apoyo y afecto familiar en este punto es un aspecto clave para la adaptación a esta situación con mayor rapidez y empatía.
A su vez, el vínculo afectivo y de confianza que se crea entre el cuidador y el anciano repercutirá en la autoestima, de la que hablábamos al inicio de este post, un aspecto muy positivo en esta etapa.
Como todos sabemos, la vida es un camino con etapas cambiantes envueltas en un continuo aprendizaje. La llegada de la vejez, aceptada y tratada con naturalidad es una estupenda oportunidad para reaprender con una nueva perspectiva tras las experiencias vividas.
Es muy necesario enfocarnos en no descuidar el desarrollo personal y trabajar en conocer las nuevas particularidades de nuestro cuerpo, mente y emociones. La aceptación y el respeto hacia nosotros mismos y la capacidad de sacar lo positivo en cada situación llenará esta etapa de nuestra vida de momentos entrañables y especiales.